En su vida natural, los atunes son animales impresionantes: migrantes, viajan miles de kilómetros durante toda su vida. Pesan cerca de 400 kilos -aunque el más grande registrado pesaba 680 k. Los adultos miden normalmente 2 metros de longitud, aunque pueden alcanzar más de 4 metros. Se alimentan de peces que viven en bancos, como arenques, caballas, peces voladores y anchoas así como calamares, anguilas y crustáces, estrellas de mar. Pueden sumergirse hasta unos 1.000m en busca de alimento. Sin embargo, el sabor de sus músculos supera la riqueza biológica que su eslabón aporta al equilibrio marítimo.
El problema: sobrepesca por sobreconsumo, congelación de stock
Con la popularización de los platos orientales que utilizan la carne de este pez, se estimula la demanda. Las empresas y la publicidad han sido muy hábiles -nuevamente- poniendo a disposición de un público que antes no accedía, la exoticidad de los platos cocinados con atún. Al mismo tiempo, y a un nivel mucho más pedestre, los ritmos de vida frenéticos nos dejan menos tiempo para preparar platos saludables, lo que ha llevado a la popularización del atún enlatado, que es altamente demandado por la población.Para satisfacer esta demanda, entonces, las pesqueras utilizan verdadera tecnología de punta, casi armamento de guerra, para detectar, perseguir y matar a los atunes (y no sólo a esta especie, pero ya que el artículo versa sobre ella, nos remitiremos a su caso particular). Según la WWF:
"Los pescadores de palangre, de arpón y redes de cerco se centran en los peces gigantes, inducidos por los elevados preciosa que pagan en Japón."Según el sitio de noticias sobre pesca "World Fishing Today", los conservacionistas alegan que la cuota permitida para pescar es de 22 mil toneladas al año, pero que se capturan 60 mil, más de cuatro veces el nivel con que se aseguraría la sostenibilidad de la especie. Se estima que hacia el año 2012 esta especie estaría desapareciendo de los mares.
Japón consume el 40% de los atunes pescados en todo el mundo, incluso, es sabido desde el año 2009 que la empresa Mitsubishi está acaparando el atún rojo pescado en el Mediterráneo, conservándolo en sus bodegas, congelado, para venderlo a precios astronómicos una vez el animal esté definitivamente aniquilado de estos mares. (Ver noticia en este enlace) . Sólo este conglomerado controla entre el 35-40% de todo el atún existente en el mundo.
Entonces, ¿qué hacer?
Muchas grandes ONG's como Greenpeace o la WWF recomiendan asegurarse de que el pescado que uno compra y consume provenga de pesca sostenible certificada, de capturas legales, o que se trate con animales de más de 30 kg. de peso.Sin embargo: ¿cómo puede obtener el consumidor esa información? ¿Se puede confiar en un dueño del restaurante que te dice que el atún de su sashimi es un pescado legalmente obtenido? Toda la información que nos llega por esa vía es insegura, y por lo tanto, no hay manera fiable de saber qué estamos consumiendo, y finalmente, si con nuestro dinero estamos apoyando una industria cruel y devastadora de la biodiversidad marina.
Ante esto, la industria también ha respondido creando piscifactorías -o granjas industriales en el agua- de atunes, que presentan los mismos, o peores, problemas que las granjas industriales en tierra.
Quizás sea la hora de pensar responsablemente en cuánto de lo que yo consumo está afectando a la vida de esta especie y de sus individuos en el mar. Porque el sabor de sus músculos quizás no valga tanto la pena como para ver desaparecer este espléndido animal de los mares.
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